20 de diciembre de 2009

CRÍTICA



“Héroes: no hacen falta alas para volar”

Premio Goya concedido por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematogáficas de España como Mejor Película de Cortometraje Documental 2009
“Héroes, cine, música y Dj`s”
Por Pepa Díaz
Una película breve, didáctica, original, rompedora, universal: completa. No en vano el documental “Héroes: No hacen falta alas para volar”, del cineasta Ángel Loza, sobre la vida del Dj Pascal Kleiman, ha reunido ya, en dos años, veinticuatro premios en España, cinco en EEUU, dos en Italia y uno en Brasil, Hungría, Bolivia, México, Costa Rica, Chipre y Austria. Como trabajo magistral se puede afirmar que la película ha acertado en todo, empezando por el mismísimo protagonista de la historia.
El francés Pascal Kleiman, Dj de profesión, padre de dos hijos y productor músical: un claro ejemplo de que, como él alude en el film “No hacen falta alas para volar… sino volar para tener alas”.
Si los pies fueran nuestras manos ¿Cuántos pasos tendríamos que dar en la vida para conseguir lo que queremos? Dudas como ésta son las que trata de abarcar este relato sorprendente, que consolida la larga trayectoria de su director y pone un broche de plata a la carrera musical del protagonista.
Pascal nació con una malformación congénita a causa de un medicamento que la madre ingirió durante el embarazo, por prescripción facultativa. Creció sin brazos, y empezó a utilizar sus pies de manos. Tuvo la fortuna de no lamentar jamás su suerte, más bien al contrario, decidió ponerla de su lado y dedicarse a lo que realmente quería: ser un músico de referencia y con referentes de futuro, un Dj ya premiado varias veces y cada vez más reconocido a nivel internacional.
Este documental de 25 minutos, producido por Jorge Sánchez Gallo desde su productora New Atlantis, José Albertos y Ángel Loza, y escrito y dirigido por el mismo Ángel Loza, supone, de nuevo, un ejercicio de multidimensionalidad del celuloide y de la explotación de todos sus recursos técnicos, destacando la dirección de fotografía de Juan Landa y al cámara Iñaki Vargas; y escénicos, así como de contenido: es una historia que no se cuenta, hay que ir a verla, como las grandes películas.
Si algo caracteriza las obras de este director, guionista, productor y realizador es su carácter universal y multisensorial.
Se trata de un cine para todos, que trasciende los cinco sentidos. Así, un sordo disfruta viéndola y la comprende; un ciego goza escuchándola y también la ve interiormente, y el resto del público, incluyendo los menores, pueden disfrutarla con todos los sentidos.
Esta universalidad multisensorial se encuentra en un trabajo muy elaborado, en que se han utilizado varios tipos de formatos del analógico al digital, pasando por Súper 8mm, fotografía, Betacam, Mini Dv… Culminada con un montaje magistral, realizado por Xavi Cano y Ángel Loza; así como dinámico, entretenido y didáctico; del que destacan ejercicios de dirección, montaje y realización, que van de la realidad a la poesía y viceversa, desde el principio hasta el final de la película.
La música, seleccionada entre lo más destacado del panorama independiente internacional, es un personaje más que acompaña las escenas de Pascal. Se trata de la búsqueda de un cine español universal, con miras visionarias, en las que el director confiesa, como en este caso, “cada segundo de mis películas tiene un porqué”. Y eso, al final, se nota.

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